miércoles, 28 de septiembre de 2011

Los Quipus, tocapus incas, pergaminos, simbolos, caracteres jeroglíficos. ¿recuerdos de una antigua escritura?

La búsqueda de rastros tangibles de esta antigua escritura precolombina, de la que Pusharo podría muy bien constituir una de las últimas reliquias milagrosamente salvadas de la locura destructora de los invasores españoles, interesó en el siglo XIX a dos famosos etnólogos: Rivero y Tschudi. 

El primero publicó en 1851 su obra fundamental, titulada "Antigüedades peruanas". Escuchémoslo:
"Los antiguos Peruanos cuentan que poseían dos clases de escritura. La primera, seguramente la más antigua, consistía en una especie de caracteres jeroglíficos y la segunda en nudos hechos de hilos de distintos colores."

Rivero, al afirmar la existencia de una escritura inca o preinca, se basaba, en particular, en el cronista Fernando de Montesinos. Es, por lo tanto, necesario volver un poco sobre la obra del autor de "Memorias Antiguas, Historiales i Politicas del Perú". Constituyen, en efecto, una de las bases del presente debate.
Fernando de Montesinos vivió en el Perú a partir de 1628 ó 1629. Animado por cierto espíritu aventurero y una curiosidad voraz, surcó Perú y Bolivia, llegando hasta cruzar sesenta veces los Andes, como miembro visitante de la Real Audiencia de Lima. En 1637, organizó una expedición en la selva amazónica en busca de Paititi. Recogió, durante sus numerosos viajes, una cantidad importante de información y recolectó todos los papeles de su orden. Redactó también "Anales del Perú" (publicados en 1906) que abarcan el período que va de la conquista del Darién hasta 1642, y una "Historia del Paititi" que permaneció inédita. Este jesuita muy prosélito escribió también varias pequeñas obras sobre un tema que parecía interesarle sobremanera, es decir la búsqueda de los minerales y la explotación de los metales preciosos.
Montesinos afirma que existía en Cusco, en la época del rey Toca Corca Apo Capac, cuadragésimo monarca inca, gran sabio y astrólogo, una universidad donde se estudiaba el uso de la escritura:
"En un determinado tiempo," dijo él, "según lo que dicen los Indios, había [en esta universidad] letras y caracteres escritos sobre hojas vegetales, hasta que todo se pierda hace cuatrocientos años".
Más lejos, el cronista informa de que bajo el reinado de Titu Yupanqui Pachacuti, sexagésimo segundo emperador, llegó "gente salvaje a los Andes en procedencia de Brasil y de la Tierra Firme. Eran grandes guerreros y con ellos se perdió la escritura."
Titu Yupanqui Pachacuti combatió en una sangrienta batalla, pero fue vencido y murió poco después. Sus soldados llevaron su cuerpo en secreto a Tamputoco. Cusco quedó deshabitada y fue olvidando el secreto de la escritura guardada por los amautas. Cuatro siglos más tarde, el Inca Tupac Cauri Pachacuti consultó un día el oráculo del dios Illatici Huira Cocha, con el fin de restablecer el uso de la escritura. Pero éste le reveló que la causa de un gran desastre que antaño había afectado al Imperio "fueron las letras, que nadie desde aquel entonces se había atrevido a resucitar, ya que de su utilización precisamente había venido una gran desdicha".
Tupac Cauri ordenó entonces por una ley "que, so pena de muerte,no debía nadie ya utilizar más la 'quilca' ni las hojas vegetales que servían para escribir, ni utilizar de ninguna manera las letras”.
El cronista añade que, desde ese tiempo, nadie se atrevió a emplear más los caracteres escritos y que cuando un sabio amauta inventaba o resucitaba signos de esta categoría, se le privaba de la vida. El sistema de los quipus sustituyó desde entonces la escritura, que apareció en Pacaritampu, de donde se la enseñaba a los nobles, con los ejercicios militares.
La tesis de Montesinos, mucho tiempo discutida pero hoy refutada, afirma que existía pues un sistema de escritura fonética en Cusco antes del Imperio, y que fue olvidado o proscrito y reemplazado por los quipus, único sistema conocido de los Incas del linaje histórico.
Luis Valcárcel interpretó las afirmaciones del cronista, adelantando que la escritura sagrada de los Incas se llamaba: kellka, o quilca. Se popularizó y, abandonando su esoterismo, fue prohibida bajo la influencia de la clase sacerdotal o no sobrevivió a las catástrofes que la hicieron olvidar. Valcárcel considera que el término kellka debía necesariamente remitir a una escritura de tipo jeroglífico diferente de los quipus.


Últimamente he estado dándole vueltas a la posibilidad de que en la antigüedad existiera un tipo de escritura jeroglífica perdida en el tiempo. Hay muchas pistas que nos dicen que en Chavín, hace 3.000 años se desarrolló la escritura, pero lamentablemente sólo nos quedan algunas esculturas, cerámicas y mantos que puede que en un futuro permitan descifrar el misterio.
Las pistas:
1. El Obelisco Tello
Esta enigmática escultura de piedra es la única pieza que responde a un patrón de escritura. Es aceptado en el mundo de la arqueología que sus
símbolos esconden algún tipo de mensaje. Se han hecho estudios que identifican la naturaleza de los símbolos pero aún no se ha hecho nada por
asignarles un significado en conjunto.

                                                                       Águila mirando hacia arriba con cetros en Chavín (izquierda) y Tiahuanaco (derecha)
2. La repetición de jerogíficos
Hay una serie de símbolos que se encuentran repetidos en distintas piezas aunque con ligeras modificaciones: el jaguar, el águila, el hombre de los
dos báculos. Incluso dos de los símbolos que más se repiten están presentes en la Puerta del Sol de la cultura Tiahuanuco, lo que podría ser un indicio de que la escritura se extendió a todo el Perú Antiguo.
3. La palabra “quilca”
Existe una palabra en quechua que quiere decir “escritura”. Esa palabra es “quilca”, y se usaba para nombrar a los “quilcacamayoc” que de modo similar a los “quipucamayoc” (lectores de quipus) eran los responsables de escribir e interpretar las quilcas (escrituras). Curioso que exista una palabra para nombrar algo que supuestamente no existía en tiempos de los incas.
4. La prohibición de la escritura antigua
Sostiene el cronista Montesinos que el inca Tupac Cauri (anterior a los conocidos incas aceptados oficialmente), prohibió por motivos religiosos la
escritura, y que elló derivó en el uso extensivo de los quipus. Ver más información aquí.

LLegado a este punto y convencido de la existencia de alguna forma de escritura quedan varios retos. Se deduce que el idioma hablado en Chavín
debió ser una antigua forma del quechua y que puede que esté emparentado en la actualidad con el quechua ancashino. Pero esto es una hipótesis. No existe forma de saberlo.
Cómo resolver el enigma:
Entramos ahora en el terreno de la imaginación. El descubrimiento de la escritura maya puede darnos nuevas pistas sobre cómo interpretar los símbolos. Los mayas llegaron a elaborar un complejo sistema de escritura silábico. En sus símbolos, los sufijos se colocaban arriba, abajo o a la derecha o izquierda de la palabra principal.
Aunque algunos símbolos Chavín se asemejan a los maya, no hay ningún símbolo  que sea exacto como para afirmar que una escritura derive de la otra. Sin embargo es razonable pensar que por la cercanía de las culturas, el sistema de escritura chavín esté más emparentada con la maya que con cualquier otra del mundo.
 Como primer paso hemos de utilizar el único registro que puede ser considerado escritura y dividirlo por los símbolos que aparecen. He eliminado la figura central del lagarto. El resultado es una serie de símbolos algunos de los cuales son independientes, y otros compuestos. A partir de aquí supongamos que el obelisco contenga algún mensaje religioso o de algún gobernador. Seguramente habrán incluido fechas, nombres de lugares y gobernadores. Tomemos prestado del quechua ancashino palabras relacionadas con estos temas y empecemos a montar el rompecabezas. El primer símbolo descifrable será (como en el caso maya) el de alguna palabra compuesta por dos palabras pero que no tengan sentido por separado.

 Por ejemplo. La palabra “KAYNI” (reinado), podría componerse por los símbolos “KAY” (lugar) y “NI” (primera sílaba de fuego NI
NA
). Ver dibujo.
Dudo que el símbolo corresponda al vocablo KAYNI, pero es sólo un ejemplo de cómo podría abordarse en el futuro el desciframiento de la escritura Chavín.
Todavía falta mucho por descubrir. Nuevos símbolos que ayuden a confirmar la existencia de una escritura y sobre todo un gran inventario de toda la simbología Chavín hallada en esculturas de piedra, cerámicas y mantos, y quizás como sostenía Montesinos, puede que algún día nos sorprendamos y podamos leer sobre la vida de los antiguos peruanos.